Terrestre
El método de acodadura más sencillo consiste en amontonar alrededor de la planta una porción de tierra formando convexidad, que es lo que se llama atetillar la planta. Amontonada la tierra, debe cortarse a poca distancia de la misma la parte saliente del vegetal a fin de facilitar la formación de raíces. Se obtienen por este medio tantos vegetales nuevos como tallos había y sin perjuicio de que la planta madre siga retoñando nuevamente. Los acodos en arco o mugrón se usan generalmente para reproducir arbustos cuya madera no sea muy dura y se efectúan abriendo delante de la planta un foso o excavación pequeña, encorvando hacia ésta la parte de aquélla que quiera acodarse, cuidando de no romperla y se sujeta luego con una horquilla de palo o caña, con tierra, etc.
Aéreo
Cuando se trata de acodar ramas muy gruesas y demasiado altas para poderse encorvar se acude a otros procedimientos más complicados, ya sea deteniendo con ligaduras el curso de la savia, ya dañando o quitando parte de la corteza de la planta con el fin de facilitar la formación de mamilas que echan raíces. Por lo común, se hacen estos acodos al aire en cestos, sacos o tiestos llamados de acodar de modo que la rama atraviese y sobresalga por arriba y por abajo. Con las plantas de tallos leñosos el acodo consiste en raspar una rama joven, para luego ser espolvoreada con hormonas, formadores de raíces y musgo húmedo, al generarse raíces se corta la rama y se trasplanta.